martes, 27 de marzo de 2007

INFERNAL MAJESTY: "NONE SHALL DEFY"


Inauguro esta sección de discos que merecieron más reconocimiento dentro del thrash metal:

“None Shall Defy”. Ya sólo el título es toda una declaración de principios. Es difícil encontrar un ejemplo mejor de que un disco puede ser grandioso y no por ello tenga que ser conocido o celebrado por la masa. Estamos ante uno de los trabajos más originales y agresivos del thrash ochentero. No me he cansado ni me cansaré de recomendar este disco a todo el que me pregunta por éste género del metal. Hablaré más adelante de las virtudes de este álbum, pero me parece justo y necesario hacer una breve introducción para conocer a estos monstruos (todavía en activo, afortunadamente) llamados Infernal Majesty. Formados en Canadá allá por 1986 por los guitarristas (y almas de este proyecto) Steve Terror y Kenny Hallman junto al vocalista Chris Bailey bajo el nombre de Overlord, cambiaron un par de veces de nombre y grabaron una demo hasta adoptar el definitivo nombre de Infernal Majesty. Una vez regrabada la demo, repartieron muchas copias entre revistas y medios especializados, con la fortuna de que una le llegó a Roadrunner y los fichó. Con ellos sacarían el disco que nos ocupa en 1987. Obtuvieron excelentes críticas y fueron considerados tan influyentes para el creciente metal extremo como Venom, Hellhammer o Bathory, entre otros. Como vemos tuvieron su minuto de gloria, pero incomprensiblemente pasaron al olvido en los años venideros. Tras este disco lanzaron un sensacional E.P. “Creation of chaos”, que cuenta con 4 temas, 2 de ellos incluidos posteriormente en la reedición de “None Shall Defy”; y que cuenta con la novedad de la incorporación de nuevos vocalista, bajista y batería. A partir de ahí se espaciarían muchos años sus lanzamientos, en los que endurecerían el sonido, aproximándose más aún al death, pero sin llegar a las cotas de calidad de su sensacional debut. Aún habría mucho que decir, pero sirva esto simplemente como aproximación a este gran olvidado del thrash metal.

Vamos con el disco:

Formación: Chris Bailey - vocals
Kenny Hallman - guitar
Steve Terror - guitar
Psycopath - bass
Rick Nemes - drums

Track list:

1. Overlord
2. R.I.P.
3. Night Of The Living Dead
4. S.O.S. (Satan Our Savior)
5. None Shall Defy
6. Skeletons In The Closet
7. Anthology Of Death
8. Path Of The Psycho

Posteriormente, en 1996, se reeditó el disco incluyendo:

9. Into The Unknown
10. Hell On Earth

Dejemos claro que este trabajo hunde profundamente sus raíces en el thrash, pero lo que lo hace grande es que sin perder esa esencia, consigue salirse de los esquemas de velocidad, caña sin descanso, vocalista “escupefrases” y de voz rasgada, temas velocísimos de corto minutaje, etc, etc: y los mezcla con una personalísima capacidad para construir riffs tenebrosos, lentos y originales; envueltos por una voz más próxima a los cánones death que a los del thrash, pero capaz de amoldarse a cualquiera de ellos según lo requiera el tema en cuestión. El peso de este disco lo llevan las guitarras de modo inequívoco, pero ya digo que no puedo dejar de resaltar al vocalista Chris Bailey, y su agresiva forma de ejecutar los temas. Gran labor a mi modo de ver. Bajo y batería conforman una sólida base rítmica, pero si bien son correctos, la batería la veo manifiestamente mejorable instrumentalmente y algo desaprovechada. Para no hacer la típica descripción tema por tema, que sería repetitivo y farragoso vamos a ver el disco en las tres partes en que yo lo considero:

Obviamente una de esas partes serían las instrumentales. Hay 2 (“R.I.P.” y “Path Of The Psycho”), y quizás pueda parecer excesivo para un disco originalmente de 8 temas, pero no queda esa sensación cuando terminas de oírlo. Todo está en su justa medida, además son cortas (no llega ninguna a los 2 minutos) y cumplen con la función de crear esa atmósfera maléfica y tétrica que envuelve este “None Shall Defy”.
Luego tenemos el bloque de los temas netamente thrashers, que son “Skeletons In The Closet” y “S.O.S. (Satan Our Savior)”. Dos auténticos cañonazos de thrash a la vieja usanza, especialmente la sensacional “Skeletons…”, que no da un segundo de tregua y da una idea de la capacidad musical de los componentes de la banda: sólos afilados y veloces, bajo y batería al galope, todo ejecutado a la perfección. Quizás “S.O.S.” baje el listón de “thrasherismo”, puesto que cuenta con una entrada de bajo más calmada, pero rápidamente vuelve al cauce del thrash más ortodoxo.
Por fin llegamos a lo mejor del disco para mi gusto. La combinación death/thrash que comentaba al principio. Temas como “Overlord”, la grandiosa “None Shall Defy” o mi preferida “Night Of The Living Dead”, pero sin olvidar “Anthology Of Death”, que no desmerece para nada el conjunto. Encontramos en ellas unas premisas básicas y que conforman el esquema de estas canciones. El riff principal y que guía todos los temas es simplemente brillante, de una sencillez y efectividad aplastante; destaco especialmente el de “Night of the Living Dead”, que si lo hacen Megadeth o Metallica estaría más valorado. Pero no acaba ahí lo bueno; son riffs que además aportan un grado de maldad a todo el conjunto que forma el tema, de lo más creíble. Se me viene a la cabeza el “Show No Mercy” de Slayer para ejemplificar lo que quiero decir. Vuelvo a reincidir en la importancia de la voz. Es brillante, un híbrido de Araya (Slayer) cabreado y Tardy (Obituary), y que acopla su voz excepcionalmente tanto en los interludios a medio tiempo cercanos al death como en la tormenta thrasher que se complementan en estos temas. Un auténtico crack, y nuevamente resalto la importancia de trasmitir esa rabia malvada de forma creíble. Lo consiguen con creces. Punto y aparte merecen los continuos duelos de solos en los que se embarcan los dos cerebros pensantes de este grupo. Decir que conducen con maestría el rumbo de cada canción es quedarse corto. No seré yo el que los ponga a la altura del dúo de Slayer o Cacophony, porque no lo están ni lo necesitan. Su éxito es darle a cada tema su dosis justa de personalidad, y claro, ¿quién necesita virtuosismo si sabes lo que quieres hacer y además es bueno?

Finalmente, todo ello aderezado con la clásica temática satánico/sangrienta tan típica del thrash de los 80.

Recordad: Actitud y aptitud en un sensacional disco de thrash metal, pero sobre todo comprometido y 100 % auténtico. Para amantes del extremo, creo que debe ser de obligada escucha alguna vez. Y bueno, si tenéis suerte y lo conseguís, los dos temas de la reedición, así como el E.P. “Creation Of Chaos”, son también altamente recomendables, a pesar de no contar con Bailey al micro. Especialmente bueno el tema “Into the Unknown”.



jueves, 22 de marzo de 2007

Los orígenes: una breve perspectiva histórica del thrash.

Muchas son las teorías empleadas para definir un punto de inicio del thrash. Algunas buscan el origen primigenio de un sonido aún no muy perfilado retrotrayéndose demasiado atrás en el tiempo, mientras que otras sólo tienen en cuenta el momento en el que se empieza a dar ese sonido con sus características propias perfectamente definidas y soslayando influencias esenciales. Yo me voy a inclinar por algo intermedio, pero intentando no dejarme atrás nada importante.

Para mí todo empieza en Inglaterra allá por 1980, donde 3 jóvenes de Newcastle, bajo los apodos de Cronos, Mantas y Abbadon, deciden unir sus esfuerzos para crear un grupo con el sonido más rápido y agresivo visto hasta entonces. De este peculiar objetivo nace Venom, que con el paso de los años llegaría a ser, sino la que más, una de las más influyentes bandas para lo que posteriormente se daría en llamar metal extremo (Thrash Metal, Death Metal, Black Metal, etc). Su música acelerada y cruda, añadido a unas letras abiertamente ofensivas (sexo, violencia y satanismo) les granjearon rápidamente el odio de sectores conservadores, el desprecio de la prensa especializada y, curiosamente, un cada vez mayor número de fans deseosos de sensaciones fuertes. Discos como "Welcome To Hell" (1981), "Black Metal" (1982) ó "At War With Satan" (1983) ya han quedado como clásicos imperecederos para todos aquellos que gustan del lado más duro del heavy metal. Venom no sabían que estaban creando un monstruo que crecería bastante en poco tiempo, y por ello no se puede decir que hicieran thrash metal genuino como lo entendemos hoy día, pero es indudable la influencia que ejercieron sobre grupos venideros. Aquí os dejo imágenes en directo de su tema "Bloodlust". Veréis que a pesar de ser un grupo limitado musicalmente esto no era inconveniente para hacer la música que ellos querían, es decir, sonar más rápido y duro que nadie hasta la fecha. También se puede observar que su propuesta tuvo una gran acogida y éxito al instante, ya que contaron con grandes escenarios, pirotecnia y un número elevado de seguidores y conciertos. Corría el año 85, y Venom dominaba la escena de la música más extrema. Tanto que unos imberbes Metallica los llegaría a telonear más de una vez. Como cambian las cosas...



Coetáneos a ellos, pero al otro lado del Atlántico, en Estados Unidos concretamente, los neoyorquinos Overkill también empiezan a dar forma a un sonido más rápido y potente, aunque sin salirse mucho de los convencionalismos del heavy más ortodoxo. Su repercusión fue menor que la de Venom y es conocido que sacaron discos más tarde y no se les suele tener en cuenta sus demos anteriores bajo el nombre de The Lubricunts, pero es justo reconocer que también sentaron las bases del thrash metal futuro. Aún hoy siguen en activo y con el honroso mérito de no haber cambiado nunca su forma de hacer música ni dejarse influir por modas ni fusiones. A pesar de esta integridad mantiene un cierto status de banda infravalorada aún teniendo una indudable calidad. Aquí podéis ver un video de su tema "In Union We Stand", donde destaca su fuerte influencia del heavy metal y la peculiar voz de Bobby "Blitz" Ellsworth:




A partir de 1982 empieza a germinar la "semilla" de Venom en todo el mundo, desde los circuitos musicales más "underground". Fundamentalmente habrá 2 núcleos muy importantes de donde saldrán los grupos más emblemáticos, tanto en calidad como en número: Alemania, con ejemplos tan importantes como Kreator, Sodom y Destruction, entre muchísimos más; y Estados Unidos, fundamentalmente en la Bay Area de California, de donde saldrá lo que se llamó "los 4 grandes", es decir, Slayer, Metallica, Megadeth y Exodus; aunque son una mínima representación de todo lo que se estaba generando.
El fenómeno es absolutamente global, y encontramos escenas muy importantes desde Canadá a Dinamarca, pasando por Suiza o la interesantísima escena brasileña. En España fue algo relativamente tardío comparado con otros países, pero podemos decir que hubo muy buenos exponentes como los pioneros Estigia, los fabulosos Fuck Off o los más conocidos Legion.

Tras la gran eclosión de grupos y discos, desde 1983 hasta principios de los 90, el thrash metal vivió su auténtica época dorada, llenando los aforos de todos los festivales y haciéndole competencia, y a veces superando, a los grandes monstruos del heavy metal como Iron Maiden o Judas Priest. Quedan para el recuerdo las actuaciones de Metallica para cientos de miles de personas en una misma gira, la cifra astronómica de ventas alcanzada por Slayer con un sólo disco (cerca del millón con su aclamado "Reign In Blood") y el abrumador impulso que supuso para el heavy metal la inyección de sangre nueva procedente del thrash. Con la llegada de nuevas tendencias musicales, la mezcla con otros estilos, ya sea para suavizarlo o para endurecerlo, y el cambio de rumbo (a veces incomprensible) de muchas de las grandes bandas estrella, llegó el declive de éste género, aunque no por ello su desaparición. Aún hoy, aunque con cuentagotas, siguen saliendo grupos que mantienen el espíritu del añejo y recordado thrash ochentero. Y hasta algunos de los "dinosaurios" de siempre ha vuelto para seguir demostrando que no se les ha olvidado y que pueden seguir dando guerra unos años más.

martes, 20 de marzo de 2007

Grandes del thrash de los 80

En este blog vamos a ir viendo la época dorada de éste género musical, que revitalizó la escena del rock y el heavy, tan saturada a causa de la proliferación de grupos de la NWOBHM (New Wave Of British Heavy Metal). Un paso adelante en la búsqueda de sonidos más duros y extremos dentro del metal, híbrido del heavy metal imperante y de los rescoldos del punk/hardcore de finales de los 70 y principio de los 80. Un género que ha dado discos memorables, muchos de ellos injustamente olvidados y que desde este blog intentaré hacer justicia, aunque en muchos casos a título póstumo, ya que desgraciadamente, muchas de aquellas bandas desaparecieron con el declive del thrash en los 90. Muchas aún sobreviven, y la mayor parte de ellas son una sombra de lo que fueron. Justo me parece hacerles el homenaje que se merecen. Poco a poco iré desgranando aquellos discos que considero imprescindibles, y probablemente también haga un anexo de discos interesantes más o menos actuales; para demostrar que aún quedan exponentes de la que durante una década fue la música más extrema y brutal concebida por el ser humano.

En breve haré una pequeña introducción sobre los orígenes del thrash, para situar mejor a posibles lectores.